La técnica de baile, el arte
de la coreografía y la música de ballet se han construido con grandes
aportaciones rusas. Aunque el propio ballet moderno ruso de inicios del siglo
XXI está anclado en la tradición y no se desarrolla tan intensamente como en
EE. UU. o Europa, la escuela legendaria de ballet sigue produciendo bailarines casi
universales gracias a su alto nivel técnico.
Primeros pasos
Lo que vio Rusia el 8 de
febrero de 1673 como el primer espectáculo de ballet de su historia fueron
bailes lentos y muy ceremoniosos que consistían en cambios de poses refinadas,
inclinaciones y pasos. Todo esto, llamado El ballet sobre Orfeo y Eurídice,
estaba alternado con recitación y canto. Aunque no quedó nada de esta diversión
del zar Alejo (Alexéi Mijáilovich), la fama del verdadero ballet ruso, que
aparecería siglos más tarde, llega hasta nuestros días.
Fue el zar Pedro el Grande
quien estableció la enseñanza obligatoria de baile a los alumnos de los
colegios para la nobleza. La corte del famoso reformador ruso conoció los
conjuntos de ópera y ballet extranjeros. Los hijos de los siervos de los
cortesanos fueron los alumnos de la primera escuela de ballet de Rusia en 1738.
Doce chicos y doce chicas se convirtieron en bailarines profesionales y desde
entonces se recuerda el nombre de uno de sus miembros, el bailarín Timoféi
Búblikov.
La madurez creativa del arte
de ballet ruso
La madurez creativa del arte
del ballet ruso llegó con el coreógrafo francés Charles-Louis Didelot en el
primer cuarto del siglo XIX. En ese periodo se formó ya la escuela nacional de
ballet, donde los rasgos principales eran sinceridad, sentido profundo de los
espectáculos y técnica virtuosa de baile.
A esto colaboró mucho
Charles-Louis Didelot, quien llegó a Rusia por primera vez en 1801 ya como
famoso bailarín. Desarrolló en nuevo repertorio de más de 40 ballets (tanto a
base de temas de compositores extranjeros, como de temas de compositores rusos)
y enriqueció significativamente la técnica de baile, elevando el nivel de la
enseñanza en la escuela de baile que después sería considerada la mejor del
mundo. Desde entonces el Colegio Imperial de Ballet prepara solistas y cuerpos
de ballet de primera clase con los que han trabajado los mejores coreógrafos en
buenas condiciones creando espectáculos insuperablemente suntuosos con la
participación de los mejores bailarines.